Conservación

El piano es un instrumento robusto y su conservación en perfecto estado a lo largo de los años dependerá en gran medida de la calidad de los materiales empleados en su construcción, notablemente de las maderas y sobre todo de las que conforman la tabla armónica (pino abeto de alta montaña) y el clavijero (haya laminada).

En su domicilio o lugar de estudio, el piano debe conservarse en unas condiciones climáticas lo más estables posible. La temperatura ambiente no debería ser demasiado fría ni caliente. Los cambios de temperatura ligados a las estaciones del año son inevitables en la mayoría de las ubicaciones, pero debe procurarse, en la medida de lo posible, que las variaciones no sean demasiado bruscas. Esto mantendrá mejor la afinación del piano entre los servicios de mantenimiento, que son recomendables una vez cada seis meses o al menos una vez al año. Debe evitarse situar el piano cerca de una fuente intensa de calor, como radiadores o chimenea y evitar la luz solar directa sobre el instrumento.

En cuanto al grado de humedad ambiental, lo mejor es una humedad relativa del aire en torno al 50%. Exponer su piano de manera continuada a ambientes muy húmedos conllevará el deterioro progresivo de las maderas de la tabla armónica y del clavijero, lo que afectará a la calidad del sonido y dificultará la obtención de una afinación estable. También afectará al conjunto de las cuerdas de acero que acabarán picadas de óxido. Esto hará que pierdan algo la pureza del sonido y podrán romperse con más facilidad. Se recomienda el uso de sales desecantes (silica gel) de forma continuada en estos ambientes excesivamente húmedos. El defecto contrario, un clima excesivamente seco, deberá compensarse aportando humedad ambiental a la estancia o ubicando un humidificador específico para pianos, o simplemente un recipiente con agua, dentro del piano. Su técnico-afinador le indicará cual es el mejor lugar para ponerlo.